The Edge Of Glory. Capítulo 5.

Capítulo 5. Lexi.
-¿He dicho algo malo? Estás pálida Lexi.-Izan me tocó la mejilla.
-Sssí, sí. Estoy bien.-Dije carraspeando.-Debería irme ya. Gracias por enseñarme tu lugar…secreto.
-De nada pero, deberás seguir manteniéndolo si no queremos que nadie lo invada.-Sonrió como si nada.
-Hasta mañana Izan.
Bajé corriendo las escaleras y deshice el camino que había recorrido con Izan. “Lo dejaría todo por un ángel como tú” No me lo había imaginado. La palabra ángel golpeaba fuertemente los muros de mi cabeza. Me paré delante de una habitación. Abrí la puerta y me introduje dentro. Todo estaba oscuro pero poco a poco, mis ojos se acostumbraron a la penumbra. Divisé a Byron en su cama. Dormía plácidamente. Aparté las sábanas y me coloqué a su lado. Byron abrió los ojos lentamente. Supuse que había sentido el peso de mi cuerpo a su lado. Una sonrisa adornó su rostro. Su brazo rodeó mi cintura y yo coloqué mi cabeza sobre su pecho. Habíamos dormido muchas veces juntos pero, esta vez, algo había cambiado. Tal vez fuera la forma en que su mano describía círculos en mi vientre, o tal vez su cálido aliento en mi nuca; sin embargo, sabía que haberme marchado a su habitación no había sido una mala idea del todo.
*****
-Lexi. Lexi. Vamos despierta.-Alguien me susurraba.
Me aferré a algo que tenía cerca y cerré con más fuerza los ojos.  Pensé que era la almohada, aunque, cuando me vi obligada a abrirlos, me di cuenta de que no era nada por el estilo.
-¿Byron? Oh, dios…anoche. Lo siento.-Levanté la cabeza de la cama y examiné la situación.
Él me miraba sonriente desde mi lado. Seguía tumbado en la cama cuando salí de ella.
-¿Lo siento? Si solo viniste a dormir. Y que yo sepa, eso no es pecado.-Enarcó las cejas y se rió.
-Eso da igual. No, no debería haber venido porque sí. Será mejor que me vaya a mi habitación.
Cuando hice ademán de irme, alguien entró. Sus ojos castaños me miraron divertidos. Nunca había visto antes a ese chico. Lucía una cresta en la cabeza y llevaba un pendiente en la oreja izquierda. Miró a Byron y comenzó a reírse. De pronto, su expresión cambió.
-Byron tío…Te dije que soy muy sensible con estas cosas…no puedes traerte a tu novia aquí para-Byron le cortó con sus fuertes risas. Me sonrojé hasta un nivel insospechado.
-Solo vino a dormir colega. Puedes estar tranquilo.-Sentí sus brazos rodearme y, por un momento, disfruté de aquello.
-Entonces, genial. Soy Will. Un placer conocerte Alexia.-Me guiñó un ojo.
-Soy Lexi.-Corregí.
-Claro, eso he dicho. Alexia.-Sonrió pícaramente.
Byron se acercó a él y le propinó varios golpes antes de que ambos cayeran en el suelo entre carcajadas. Supe que debía irme.
-Ya nos vemos chicos.-Salí de allí, aunque, hubiera jurado, que alguien había pronunciado mi nombre.
Creía bien. En cuanto doblé la esquina me topé con medio instituto en los pasillos. Sus gritos, bromas y juegos cesaron en cuanto me vieron en aquella ropa. ¿Qué hora era? Habría dado cualquier cosa por llevar otra ropa que no fueran aquellos pantalones cortos tan extremadamente inexistentes, por no decir, de mi camiseta ajustada que me quedaba algo pequeña. Oía a algunas chicas lanzar comentarios groseros hacia mí y, bueno, qué decir de los chicos. Solo sabían decir lo obvio delante de todos. Eché a correr entre ellos. Los fui esquivando hasta que casi había llegado a mi habitación, entonces, choqué contra alguien.
Caí sobre él por la fuerza del impacto. Varios papeles salieron volando. Sacudí la cabeza y entorné los ojos para ver con claridad contra quién me había caído. “Oh, no”.
-Creo que esto se está convirtiendo en costumbre.-Se burló con su sonrisa torcida.
-Yo…-Me levanté de encima de él y le ayudé a incorporarse. Sus ojos recorrieron todo mi cuerpo con detenimiento. Por un segundo me sentí desnuda ante él.
-¿Por qué vas así a las clases? ¿Han cambiado las normas? ¿Se puede ir en pijama? ¡No me digas!-Su comentario no hizo más que enfurecerme. Ya había oído suficiente.
Me giré y me marché a mi habitación ignorándolo todo a mí alrededor.  Georgia estaba en nuestra durmiendo tranquilamente. Del portazo se incorporó de golpe.
-¡Madre mía! ¿Qué hora es?-Casi se cayó de la cama al levantarse tan rápido.
-Tarde.
Me cambié corriendo. Georgia, por el contrario, se relajó y siguió sentada en la cama con las piernas cruzadas escrutando lo que hacía.
-Nos van a matar, venga, vamos.-Dije al llegar a la puerta.
-Tranquila. Tengo otros planes.-Me guiñó un ojo y volvió a acostarse. Yo, en cambio, salí de la habitación corriendo.
Llamé a la puerta. Las voces que provenían del interior del aula se silenciaron. Asomé la cabeza dentro y vi a la profesora de Inglés mirándome a través de sus gafas de color naranja.
-Llega tarde a su primera clase conmigo, señorita…-Se agachó para mirar mi ficha.-Su apellido no consta en mi ficha.
-Es Price.-Byron intervino desde el fondo de la clase.
-Pues siéntese señorita Price.
Byron me hizo un gesto para que me sentara a su lado, a la vez que Izan, en primera fila, hacía lo mismo. “Genial” Ahora, ¿qué hacía?
-Disculpe, hay un asiento al fondo de la clase. Vamos, no tenemos todo el día.
Avancé hacia el fondo de la clase mientras todos comentaban y se reían por lo bajo. Byron me pasó un brazo por los hombros y me sonrió. Luego, acercó su boca a mi oído.
-Te lo intenté advertir. Que conste en acta.
-Ya pero, podrías haber impedido que saliera de tu habitación. Dios mío…-Me tapé la cara con las manos.
Entre los huecos que dejaban mis dedos pude ver a Izan. Me miraba. Aparté las manos. Se enderezó en su silla y se llevó el resto de la clase sin dejar de escribir algo en su cuaderno.

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