The Edge Of Glory. Capítulo 3.

Capítulo 3. Izan.
Ciento cincuenta y tres. Ciento cincuenta y cuatro. Y ciento cincuenta y cinco. Me bajé de la barra de mi habitación. Eran las 5 de la mañana. No podía dormir. La imagen de aquella chica no se iba de mi cabeza.
En la ducha me relajé. Necesitaba dejar de pensar en ella pero, me era imposible. Era diferente a las demás chicas, se veía a la legua.  Hoy la vería. Faltaban horas e, inexplicablemente las estaba contando.
*****
Estaba apoyado en la puerta del aula de historia cuando vi a ese chico. Byron. Cuando me vio, me miró con cara de pocos amigos. Creí ver que se acercaba, pero una chica se paró junto a él. Era Lexi. Se dieron un abrazo. Aparté la mirada y me encontré con Georgia.
-Hola guapo.-Me saludó.
-¿Qué pasa?
-¿Mirando a Lexi?-Se giró en su dirección.
-No sé de qué hablas renacuaja.-Le revolví el pelo y entré en clase.
-Sí, seguro. Pues por ahí vieeene.
Me senté en mi sitio de siempre, al final de la clase. El asiento de al lado estaba libre. Lexi apareció por la puerta. No sonreía. Parecía que no hubiera dormido en años. Sus ojos azules apenas se veían entres sus entrecerradas pestañas. Parecía desorientada. Miraba a todos lados frenéticamente. Cuando me miró, no pude apartar la vista, cosa que ella hizo al instante. Se sentó en una de las primeras filas. Dejó caer su mochila ausente a un lado. Tenía el pelo recogido en una improvisada coleta. Algunos mechones de su cabello rojizo se escapaban del agarre de la gomilla y le caían por el cuello.
Noté a alguien mover la silla que estaba a mi lado. Georgia soltó su cuaderno en la mesa con un sonoro ruido.
-¿Qué le pasa?-Las palabras salieron de mi boca sin que tuviera consciencia de ellas.
-¿Lexi? Creo que ha tenido una mala noche, eso es todo.
Pero no me convenció. Se lo preguntaría al acabar las clases.

Lexi.
Miedo. Eso fue lo que sentí cuando leí aquella nota. Si me habían descubierto… ¿qué haría?
No pude dormir. Solo pensaba en que se hiciera de día e ir a buscar a Byron. Necesitaba que alguien me abrazara y me dijera que todo iba a salir bien pero, pronto su imagen se marchó de mi cabeza para dejar paso a una imagen de Izan abrazándome. Me sorprendí a mí misma pensando de aquella forma en Izan. Apenas le conocía, aunque eso no me impedía estar empezando a sentir algo por él. “No lo hagas”. Una vocecita sonaba en mi cabeza. “Izan puede ser el que te haya descubierto”. Contuve la respiración. ¿Podría ser que él supiera lo que era? No…Sí. Puede que por eso estuviera tan cerca de mí. Tan solo quería comprobar si era un ángel. O quizás le gustara… “Olvídalo.”  Me incorporé en mi cama. Georgia dormía dándome la espalda. El reloj marcaba las 8 de la mañana.  Decidí levantar a Georgia pronto, o llegaríamos tarde pero, antes me vestiría.

Caminábamos por el pasillo entre la multitud gritando.  Entre mis dedos giraba algunos mechones sueltos que mi coleta no podía haber sujetado. Entonces, divisé a Byron. Despedí a Georgia y fui corriendo hacia él. Lo abracé.
-Hey. Yo también tenía ganas de verte.-Rió pero, no me moví.-Lexi, ¿pasa algo?
-Alguien me ha descubierto Byron. No sé cómo ha pasado. Estoy asustada.-Susurré en su oído.
Apretó su abrazo y noté cómo se ponía rígido. Su aliento rozó mi cuello poniéndome toda la piel de gallina.
-No te preocupes. Seguro que es por otra cosa. Yo estoy aquí y tú también. Luego ven a mi habitación cuando acaben las clases, ¿vale?-Me soltó.
-Vale.
-Y no te acerques a Izan. No me gusta.-Se marchó.
Me quedé un rato sin moverme. Byron también sospechaba de Izan. Me dirigí a clase de historia. Al entrar, registré toda la clase. No conocía a nadie. Entonces, me encontré a Izan mirándome. No pude mirarle y aparté la mirada. La primera fila estaba vacía así que me senté allí. Notaba sus ojos verdes clavados en mi nuca.
Unos pocos minutos antes de que tocara la campana que anunciaría que la aburrida clase de historia había acabado, nuestro profesor nos dijo que buscáramos una pareja para hacer un trabajo de investigación. Toda la clase se puso de pie y buscó con quién ponerse. Algunos elegían a sus amigos y otros a los más listos para sacar mejores notas. Tal vez las necesitasen. Yo, en cambio, seguí sentada en mi silla. De pronto, un chico se acercó.
-¿Tienes pareja guapa?-Ocupó el asiento a mi lado.
-Pues no, pero…
-¡Genial! Te pondrás conmigo. Verás que bien nos lo pasamos trabajando.
-Es que, bueno, no sé.-Me mordí el labio.
Alguien puso la mano en el hombro del chico y le apretó ligeramente.
-¡Jake! Amigo mío, Georgia está libre. ¿Por qué no vas con ella?-Dijo Izan intentando ser amable.
-¡Au! Vale tío.-Se llevó la mano al hombro y se marchó.
Ahora era él el que estaba sentado a mi lado. Mi corazón dio un vuelco. Aun así, no me atreví a mirarle. Si lo hacía, supondría fallar a mi palabra. Le dije a Byron que no me acercaría a él pero, también le prometí a Izan que estaría con él en el trabajo. Al final, acabé cediendo.
-Hey.-Me saludó.
-Hey.-Dije en un susurro.
-Bueno supongo que tú serás la que hará el trabajo, ¿no? No soy de trabajar mucho.
-¿Qué?-Estaba distraída.
-Era una broma para que te rieras un poco.-Se recostó en la silla y suspiró cerrando los ojos.
-Perdona. Estoy algo dormida.-Intenté sonreír.
-Seguro que sí.-Abrió los ojos.-Lo del viernes sigue en pie, ¿sabes?-Su sonrisa volvió.
-Lo suponía.
En ese momento, sonreí. No me importaba si Izan lo sabía, aunque lo dudaba. Solo pensaba en que quedaban menos de 5 días para estar con él y eso, me hacía olvidarme de todos mis problemas.

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